respondería con amargos paraísos y dulces infiernos.
Con tristezas de afecto
y alegrías espontáneas que regala el tiempo.
Sí alguien preguntara por mi vida,
hablaría del polvo, del barro y el bahareque.
De las noches temerosas a oscuras,
del niño solitario, de la vida llena de amigos abstractos
y los dados por el destino... para siempre.
Sí alguien preguntara por mi vida,
hablaría de la vil muerte,
de lo duro que es vivir,
de las ganas infinitas por luchar... por no rendirse.
Sí alguien preguntara que sí existo,
hablaría de encías sin dientes,
de esas cuarto letras que tienen la palabra papá,
y del ímpetu por querer ver feliz al mundo e intentar que muchos hablen de sus vidas.
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