Tenía 5 años, cuando ella me sentaba a las 3 de la tarde a leer el periódico, un libro de cuentos o las tiras cómicas de lunes a viernes. Me llevaba de la mano a su universidad, la que luego fue mía, y entendí que era la de todos los que no teníamos otra oportunidad: La Universidad del Valle.
La veía leyendo montañas de libros, calificando los exámenes de sus estudiantes y leyendo el diccionario cuando no entendía una palabra.
Jugábamos a apostar carreras y me compraba un suplemento alimenticio llamado Sustagen.
Cuando fui adolescente entramos a un gimnasio. Hasta el día en que sintió algo extraño en su seno izquierdo. Un médico le dijo que era algo benigno.
Después sufrió mucho y al final se fue muy rápido, cuando apenas entraba yo a la universidad.
Aún vive en mi, tía clara.
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